martes, 9 de octubre de 2012

Metrópolis (II)

En la entrada anterior sobre Metrópolis omitimos intencionadamente cualquier alusión al tema de la ciudad. Y eso a pesar de que, ya desde el propio título, la película nos invite a pensar sobre este tipo urbano moderno, nacido con el progreso industrial del XIX. Durante las algo más de dos horas que dura, Freder recorre de un lado a otro las dos ciudades que se reparten el espacio disponible: la de arriba y la de abajo, la de los acomodados y la de los trabajadores. Dualismo simplificador donde los haya, cuyo propósito es ensayar una especie de síntesis entre las dos partes en antagonismo para que todos sean felices y coman perdices. 

Pero no es sobre este dualismo sobre el que queremos hablar, sino sobre el propio tipo urbano, al que hemos ido categorizando paulatinamente como algo en permanente transformación. Y hay documentos que lo prueban, desde El hombre de la multitud de Poe o el Flanêur de Baudelaire hasta testimonios modernos, como Dark city (Alex Proyas, 1999), Matrix (1999), The wire (2002) o Boss (2011). Como siempre, en Imalogo dejamos que la imagen hable. Esta vez será una pieza muy breve:












2 comentarios:

  1. El ciudadano ha de acostumbrarse a la ciudad o la ciudad al ciudadano? Cuál es la transformación necesaria?

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  2. Para pasar de lo primero a lo segundo tal vez haga falta inyectar un poco más de líquido a la arquitectura. Al menos eso sería necesario dentro de unos parámetros estéticos.

    De momento podemos estar satisfechos con que las ciudades se vayan adaptando poco a poco a las necesidades de los ciudadanos con problemas de movilidad (o que al menos haya esa intención...). Ese es un indicio de que hay que ir por el segundo camino.

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