martes, 5 de junio de 2012

De puertas y espacios



1.     Los corceles me arrastran, tan lejos como el ánimo anhela
2.     me llevaron. Y una vez que en el renombrado camino
3.     de la Diosa me hubieron puesto, que lleva al varón sapiente a través de los poblados,
4.     por allí me condujeron. Por allí me llevaban los hábiles corceles
5.     tirando del carruaje; las doncellas indicaban el camino.
6.     En los cubos del eje con estridente sonido rechinaban
7.     ardiendo (acelerado por dos vertiginosas
8.     ruedas, de ambos lados) cuando se apresuraban a escoltar
9.     las doncellas Helíadas, abandonadas ya las moradas de la noche
10. hacia la luz, habiendo con sus manos los velos de la cabeza retirado.
11. Allí [están] las puertas de los senderos de la noche y del día
12. y en torno a ellas, dintel y umbral de piedra,
13. y ellas mismas, etéreas, cerradas por inmensas batientes hojas
14. de las que Dike, la de los múltiples castigos, las llaves guarda de doble uso.
15. Le hablaron las doncellas con blandas palabras
16. y sabiamente persuadieron a que el enclavijado cerrojo
17. prontamente de las puertas les quitase. Y éstas de la entrada
18. el inmenso abismo produjeron al abrirse

[Parménides, Poema del ser, Proemio]




La religión, el cine, la filosofía y el arte en general han tenido siempre presente a la puerta, este objeto tan cotidiano, como un símbolo de gran potencia. ¿Quieres continuar este pequeño monólogo en imágenes?



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